Con “Los habitantes de la casa deshabitada” de Jardiel Poncela, Basilio
comienza sus primeros experimentos como director y con “Pic nic en el campo
de batalla” de Arrabal Juan Carlos los suyos. Y luego en una suerte de dirección a
cuatro manos, al estilo Abbott y Costello, “Juan Carlos y Basilio teatro a domicilio”,
comienzan a dirigir obras tradicionalmente representadas en el teatro estudiantil
como “La cantante calva” de Ionesco, los “Entremeses” y otras obras de Alejandro
Casona, más experimentos con textos de J. B. Preistley, Aquiles Nazoa, Max Aub
e incluso dos piezas cortas escritas por el mismo Basilio “El Ladrón” y “Noches
de insomnio”. Jorge López, exalumno del colegio, se une como aliado en el
diseño gráfico y escenográfico y entonces llega “El principito” de Saint-Exupery.
Con este montaje surge por primera vez una disposición diferente del espacio en
el sótano del Colegio Champagnat, trabajando con tres públicos al mismo tiempo y
descubriendo la importancia de la interacción de la “música en vivo” de la mano de
Guido Papparoni, alumno también del colegio, con sus teclados y sintetizadores.